La Historia se resume a un enredo de direcciones en miles de metros cuadrados de bibliotecas. Y finalmente se llega a una misma ecuación: un punto donde convergen verdades y sale estiércol de una pureza pristinamente putrefacta.
Lector o lectora, usted que recorre estas necedades será el mejor juez de la ubicación de dicho punto y colocarlo al principio o al final de la historia.
Pomposo un gallo viejo se hincha como café inflado y confitado ( si no existe esta forma de café, la puede patentar, estoy generoso hoy día)l
Siguiendo con esta historia se cristalizaron sonrisas tipo caballo Pinto con dientes de Arte Pop. Jinetes entran y salen engalanados con sus ínfulas ya que supuestamente pertenecen al rango de ‘cepa’ sin mancha extranjera.
Jugando a ser grandes capitalistas juegan al teléfono de pasillo. Contando el tiempo en relojes de tablero de ajedrez. Tiempo encasillado en una democracia extrema dónde lo negro tiene igual valor que el blanco.
Una rubia oro Clairol se aísla en su mundo blanco justamente en ese instante de tarde quieta de quinto día de buró. Adornada de una cinta malva con un gran nudo que esconde parte de su frente ceñuda en busca de ilusión.
Volutas de humo se mezclan con aromas fuertes de un baño lejano sino ausente por algo más que una semana. Una pequeña corneja revolotea en lo que queda como vestigio de lo celeste, polución obliga.
Una prima hermana de Miss Clairol se abanica el rostro casi matricial con una carta de Metro del gran gran Montreal en un intento de escapar de las palabras lluviosas que salen a borbotones de la caverna oral de su vanidoso e ilustre vecino
Allí en el otro extremo un endomingado condecorado con alguna Orden cualquiera se mira con ingenuidad infantil en el espejo de la ventana oscura en su paso por el túnel. Y otra historia se teje detrás de sus lentes ahumados en donde su mirada intenta atravesar una risueña mirada a la prima hermana de la Clairol.
En ese día de sarcasmo y risa mayor mi trayectoria se concentró en las identidades fragantes de Ego de una hermandad humana que por mucho que la ironice es y conforma también mi identidad de especie y de pertenencia. Así sea per secula seculorum.Amen