El exilio se presentó en pijama,
cantado cambios,
cantando dominios del ayer
se vistió de voces , idiomas y gentes
que nunca estuvieron y que siempre han sido
Han sido y estado
como seres etéreos y de carne
como llagas abiertas vestidos de harapos
vestidos de mantos
oscuros azules
de rescoldos blancos
y de cenizas
Las gotas iluminadas por el brillo
del Sueño
no han cambiado desde la cuna
ni desde su aparición redentora
en las pupilas de su madre.
Cuánta razón, cuánta razón,
es la Madre la que ordena
el nuevo Templo,
es ella la que prepara el nido,
que le adorna, lo engalana
lo inunda de aromas
que penetran la epidermis
para, en algún estadio del mañana,
despertarse tan lozanos
como si fueran recién revelados
Son las gotas del Exilio
que caen o nacen ,
no importa el eje ni el nuevo envoltorio
porque no están pero siempre han sido
o tal vez no han sido, pero siempre están
(JAFSC,Port-Daniel, junio ’12)
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