Bastarán mis palabras blancas
y húmedas, pesadas como copos gruesos
colgados de la desnudez erguida?
Bastarán aquellos abrazos prometidos
con sabor a caviar y a pejerrey?
Extendidos en una playa,
bastará un simple pétalo de perdón
que se desprenda de mis labios
y te envuelva como envuelve la Primavera?
Acaso la historia del pasado duerme
deseada entre amapolas
tal vez en una mañana frágil de bambúes?
Todo y nada
brevedad y distancia
candor nuevo
candor viejo
estalactitas de llanto
siempre aspirando a ser más altas
llamas de azufre
ronquido acuático, herviente
minerales atrevidos como tu alma
de alas cerradas.
Dónde, dónde te encuentras?
[De mi libro «Laberintos y espejos:Guitarra en olvido menor»]
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