Visitando aquéllo que nunca desaparece debido a nuestra necesidad de egoísmo, me encontré un destello infinitamente pequeño desde el fondo de su bella mirada.
No necesité mirar su cuerpo, aunque mi carne se exaltaba, pues desde allí, de nuestro iluminado contacto entre mi mirada y su inefable interior, los destellos se cruzaron como espadas y dulces puñales. Tantos momentos, tantos instantes de Amor que envuelven desde dentro nuestros cuerpos tan cercanos como lejanos …son instantes bien presentes de aquél Presente que muchas veces ignoramos, atrapados por nuestro pasado y por esa nostalgia de un futuro no realizado.
Por muy efímero que sea nuestro equilibrio debemos abocarnos al Gozo que deja huellas eternas. Así son mis comuniones. Así transcurre mi marcha. Me inundo de nuevos y viejos placeres, y sigo siendo dentro de mí un alce, un venado, una hormiga, un viejo elefante y un caracol.
Etiquetado: amor, comunión, efímero, encuentro, equilibrio, inefable, instante, mirada, nostalgia, poesía, presente
Reblogueó esto en Consonancias y Disonancias o el Eco del Murciélago de Abrily comentado:
Revisitando mis palabras poéticas!
Me gustaMe gusta
Me encanta!
Son armoniosas tus palabras.
¡Un abrazo!
Me gustaMe gusta
Gracias Saliary, tus páginas y palabras encuentran muchas resonancias en mi también!
escribo por ‘coups de coeur’ …gracias por seguir mis escritos y locuras a veces sabias, a veces necias 🙂
Abrazo grande!
José Adolfo
Me gustaMe gusta